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Foto del escritorTrisya Meza

Modelo Prusiano de Educación: Macabra realidad en pleno Siglo XXI

Las fotografías hablan por si mismas. La 4, 5 y 6 me dejaron atónita.



El Modelo Prusiano de Educación, fue un sistema educativo introducido en la antigua Prusia por el Rey Federico el Grande, a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. De acuerdo a los académicos, el objetivo de Federico era entrenar a su población para tener ciudadanos obedientes y prestos para el servicio militar. He aquí que por ello, los varones fueron los principales "beneficiados" de este sistema. A las mujeres no se les tomaba en cuenta para esto porque su principal y única labor era dedicarse a ser esposas y madres.


Este sistema, no sólo benefició a Prusia con un excelente ejército, también sirvió para entrenar a las masas de trabajadores que la Revolución Industrial necesitaba: la mano de obra eficiente, obediente, que trabajara a la par de la línea de producción, que no se quejara y que siguiera al pie de la letra las indicaciones del patrón.


Asombrosamente, y a pesar de los profundos cambios que estamos experimentando hoy en día, este sistema educativo sigue tan vigente como nunca. La Revolución Industrial terminó hace décadas, el sistema económico del siglo XX también ya se acabó. Pero las escuelas sigue entrenando a los ciudadanos de la misma forma. ¿No me crees? Écha un vistazo:








1. Educación básica obligatoria y gratuita en donde la lectura y escritura son lo primordial.


Desde el Siglo XVIII, el Modelo Prusiano obliga a toda la población a mandar a sus hijos a la escuela. No hacerlo es considerado un delito o una falta social muy grave. El estado se compromete a ofrecer esta educación completamente "gratuita". En los centros escolares, aprender a leer y escribir es lo primordial. Alumno que falle en esta área, puede considerarse un fracasado escolar.








2. Gente acostumbrada desde muy joven a levantarse temprano para trabajar.


Ciertamente el levantarse temprano y realizar actividades es muy beneficioso. Pero es más beneficioso cuando te levantas a trabajar en lo que te gusta. El Modelo Prusiano no considera los gustos y verdaderas aptitudes del individuo. Todos deben dedicarse a lo mismo. La gran mayoría de estudiantes asiste a la escuela porque es una obligación y al final del día dedicaron poco o nada de tiempo a lo que verdaderamente les gusta. Así como infinidad de adultos que trabaja en lugares y en cosas que no les gusta y lo hacen porque deben trabajar y no les queda de otra. Y es asombroso ver cómo se levantan puntuales y aunque les tome horas llegar a sus lugares de trabajo, lo seguirán haciendo hasta el día en que se jubilen... si es que pueden jubilarse.








3. El Docente como autoridad incuestionable.


Si bien es cierto que la figura de autoridad del docente ha decaído en las últimas décadas - en buena medida ante las protestas de abuso de autoridad y de otras situaciones que los han dejado muy mal parados - el Modelo Prusiano estableció la obediencia y reverencia absoluta hacia los maestros. Esto daría como resultado, generaciones de niños y jóvenes entrenados a obedecer la autoridad, a sus jefes y patrones. Hoy en día, las luchas sociales están buscando un papel más equilibrado por parte del docente. Aún así, sindicatos de maestros buscan que el docente conserve su imagen como autoridad incuestionable del salón.








4. Todos deben aprender lo mismo... y de la misma forma.


El Modelo Prusiano quería una fuerza de trabajo, tanto militar como productivamente. La individualidad no podía considerarse, puesto que todos iban a entrarle a un mismo estilo de trabajo. Si el alumno no se ajustaba a este único ritmo de aprendizaje, terminaba desertando de la escuela y convirtiéndose en un obrero de baja categoría en el mejor de los casos. Y por supuesto que este modelo dio resultados. Durante los siglos XIX y XX las fuerzas de obreros y de soldados estaban perfectamente bien entrenadas para cumplir su cometido. El problema hoy en día es de que el modelo económico mundial ha cambiado diametralmente. Los expertos coinciden que lo drástico de estos cambios son comparables con la Revolución Industrial. Nos agarró a todos desprevenidos, pues ahora la tecnología hace lo que cientos de obreros y miliares y muchos trabajos que fueron rentables durante el siglo XX desaparecerán por completo.





5. Alumnos sentados en dirección al maestro.


Esta idea, de filas perfectamente bien alineadas y en dirección al frente - en donde se supone debe estar siempre el maestro - tiene propósitos militares. El Modelo Prusiano necesitaba soldados viendo al frente en donde estuviera su jefe de pelotón o batallón listos a recibir órdenes. Distraerse no está permitido, y la disposición de pupitres alineados permite al docente mejor visión del "orden" de su salón. Y a la fecha, no importa que moderno y equipado esté el aula, mesas y sillas bien alineadas y en dirección al frente sigue siendo señal de estudiantes bien amaestrados, perdón digo, educados.











6. Al son de las campanas.


Al principio fueron las campanas las que anunciaban el inicio, recreo y fin de la clase. Cual sonido del clarín que anunciara la Carga de Caballería - recordemos que en aquellos siglos, los sonidos de trompetas y clarines anunciaban a que parte del ejército le tocaba entrar a la carga, ya fueran los arqueros, la caballería o la infantería - se adoptó este sistema para la escuela y las fábricas. En la actualidad, la "modernidad" y la tecnología ha permitido que se "evoluciones" de campanas y clarines a chicharras eléctricas o bien, la alarma del iPhone del docente.

No se porque me hace acordar del experimento del perro salivoso de Pavlov...








7. El sistema disciplinario por medio de castigos.


El Modelo Prusiano aplicaba lo que era la norma en aquellos días: el castigo corporal, la tortura física, los golpes con toda la intención de causar el mayor dolor posible para que así el individuo pudiera contener sus conductas "indeseables" por temor al castigo físico. Sabemos que no se tenía la menor consideración: niños, mujeres y hombres lo padecían si así las autoridades lo consideraban necesario. Gracias a las luchas sociales, estas formas barbáricas de modificación de conducta han sido declaradas ilegales, aunque desafortunadamente se siguen viendo incluso en los países más civilizados. Formas más leves de castigo ocurren cuando el alumno es suspendido o expulsado. Hay que reconocer que todavía muy buena parte de la población, tanto docentes como padres de familia, siguen a favor del castigo físico, y si por ellos fuera, lo volvían a institucionalizar.




En conclusión, urge sacar de las aulas del Siglo XXI este modelo por más obsoleto y que está dejando a millones de niños sin la oportunidad de desarrollar las habilidades de se requieren para el siglo XXI.




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