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Foto del escritorTrisya Meza

Medicar o no medicar: he ahí la cuestión.

En años recientes ha crecido la demanda de medicamentos psiquiátricos infantiles. Pero al mismo tiempo, los problemas de los niños no han mejorado. ¿Cual es la verdad detrás de la necesidad de medicar a los niños "problema"?




En la actualidad, la presencia de los medicamentos en nuestra rutina diaria parece obligada: desde vitaminas para rendir durante el día, fármacos de la más compleja variedad para controlar síntomas gripales, así como drogas legales para modificar las conductas indeseadas.

Este último aspecto es genuinamente inquietante, pues los principales consumidores de dichas drogas son los niños. Y somos los adultos quienes con toda voluntad, adquirimos dichos fármacos con la esperanza de que nuestros niños se porten "bien".

Específicamente hablando, nos referimos a la necesidad de medicar a aquellos infantes que presentan conductas en su salón tales como: hablar mucho, inquietud, falta de concentración, falta de rendimiento académico, y todo aquello que se le parezca.




Exploremos las investigaciones recopiladas por Robert Whitaker, periodista y escritor estadounidense especializado en casos de psiquiatría y medicina. Dichas investigaciones están realizadas por diversos organismos de salud, y sus conclusiones son inquietantes:


- El profesor o profesora de grupo suele ser la primer persona en comentar estas conductas del alumno, por lo que los padres se ven en la necesidad de recurrir a diagnósticos psicológicos

- en más de un caso, aún sin diagnóstico, los psiquiatras extienden recetas para que los pequeños sean medicados y así ya se puedan "comportar" en el salón.

- los niños de menor edad son los más medicados.


A medida que vayamos avanzando en este tema, nos daremos cuenta del singular patrón que se repite: Las conductas se originan en el salón de clase, debido que el alumno no es capaz de adaptarse a la dinámica impuesta por el profesor.


Uno de los trastornos que aparentemente padecen estos alumnos "problema" es el TDAH, y el medicamento favorito para tratarlo es el Metilfenidato, conocido como Ritalín, y sin mayores cuestionamientos se lo administramos a nuestros pequeños. Pero... ¿Sabemos realmente lo que hace este medicamento?


El Metilfenidato es un estimulante, un perturbador de las transmisiones neuronales, "para compensar esto, el cerebro debe desarrollar mecanismos de adaptación para mantener el equilibrio. La administración crónica de estos medicamentos pueden causar alteraciones sustanciales y prolongadas sobre la función neuronal. A pocas semanas, el cerebro de la persona se encuentra funcionando en un estado diferente al normal" (Stephen Hayman (1996), Iniciación y adaptación: un paradigma para entender la acción psicotropica de las drogas).

Al ser una droga, el Metilfenidato puede crea adicción.Solo por comparar, los mismos estudios indican que el Metilfenidato produce en el cerebro los mismos efectos que la cocaína, la cual se elimina más rápido del cuerpo, mientras que el medicamento dura más tiempo actuando. (Vastag, B. 2001. Pay attention: Riatalin acts much as cocaine. Medical news ans Perspectives)


Indudablemente los beneficios a corto plazo son evidentes, la gran mayoría de niños medicados se "comportan". Los profesores reportan que el infante ya por fin se queda sentado en su lugar, ya no habla tanto y mejora en su desempeño académico. Pero a largo plazo, se reporta que, debido a los efectos de la droga, el niño parece estar en un estado de sopor, ausente, ya no tiene la misma chispa de curiosidad e inquietud o de sorpresa por su entorno. Se han reportado estados de depresión, insomnio, dolores de cabeza, alucinaciones, pesadillas, estados obsesivos compulsivos, manías, entre otros.


Por último, investigaciones han demostrado que esta droga, puede desarrollar síntomas parecidos al desorden bipolar, por lo que para variar, niños diagnosticados con TDAH, suelen ser diagnosticados también como bipolares. (Castner SA, et al. Neuropsychopharmacology. 1999)


En conclusión, medicar a un infante solo por el hecho de que no se "comporta" en clase, debe ser una cuestión que se analice concienzudamente descartando principalmente si es que el ambiente propiciado por el profesor de grupo es el adecuado para un pequeño que por naturaleza es inquieto, que es sensible al ambiente del salón, que se aburre fácilmente o que si la clase es tediosa, son los principales factores que están disparando las "malas conductas".

El TDAH no es un tema concluyente, por lo que hay muchísimos factores a considerar al momento de pretender indicar que un niño lo padece. La sugerencia es considerar la medicación como la última opción, y que se ponga mayor énfasis a la terapia conductual y familiar y que se revise el ambiente en el salón y se le proporcionen al profesor o profesora las estrategias a seguir para adecuar su desempeño y sus estrategias de enseñanza.








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1 Comment


andreaelena99
Jun 21, 2018

Muy interesante esta información, muy importante saber que no hay medicar a los niños con NEE, ojala el medicamento los ayudara pero no, y hasta tiene efectos secundarios serios.


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