Quizás no lo habías pensado antes, pero elogiar, en vez de criticar o regañar, es más eficaz para que una persona cambie su conducta.
La base psicológica está en el Conductismo.
F. B. Skinner lo dejó establecido con sus experimentos: las conductas que se refuerzan son las que permanecen y a las que no se les presta atención tienden a desaparecer.
No nos damos cuenta lo mucho reforzamos las conductas disruptivas con toda la atención que les prestamos, dictamos sendos reglamentos para sancionar precisamente todo aquello que no queremos ver en la escuela, e incluso tenemos personal encargado de vigilar y detectar alumnos que se atrevan a quebrantar las leyes escolares... pero hay tan pocos programas para acrecentar las conductas que queremos ver más seguido.
El elogio es como la luz del sol para el espíritu humano, no podemos florecer y crecer sin él. Y aun así, aunque casi todos estamos siempre listos para aplicar a la gente el viento frío de la crítica, siempre sentimos cierto desgano cuando se trata de darle a nuestro prójimo la luz cálida del elogio.
Jess Lair
Hace algunos, cuando mi hija era alumna de primaria, había empezado a desarrollar algunas conductas originadas por su malestar con su entorno. Le estaba costando trabajo adaptarse a esta nueva escuela, y le había dado por agredir a sus compañeras. Yo estaba muy preocupada, y como mamá inexperta, la castigué retirándole juguetes y otras diversiones.
Pero afortunadamente, su profesor fue muy sensible e inteligente, y me dijo que él se encargaría de solucionar la situación en el aula. Tuvo a la niña en observación varias semanas, y aplicó un efectivo plan de motivación para ella. Yo me acercaba cada semana al maestro para preguntar sobre los avances: iba progresando poco a poco en su relación con los demás.
Cuando por fin mi hija pudo conquistar sus conductas, el profesor le hizo reconocimientos muy especiales: le obsequió una tarjetita de felicitaciones - que a la fecha conservamos - y un pequeño juego científico, el maestro se había dado cuenta que mi niña es muy observadora y que tiene inclinación por la investigación, por lo que mi hija estaba feliz con su lupa y su cuadernillos de anotaciones y de experimentos científicos.
Las conductas disruptivas jamás regresaron.
Mi niña ya es una adulta, pero a Mr Steven Corke, su maestro de 3er grado, no lo olvidaremos jamás.
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